
- TwitterTweet
- FacebookCompartir
- Compartir
- Jump to Comments
Te presentamos a un visionario que, contra todos los pronósticos, hizo realidad su visión de una atención oftalmológica inclusiva
Por Amy Wolf
En Ruanda, se estima que más de 65 000 personas (el 0,6% de la población) padecen ceguera en ambos ojos y que el 12% de la población tiene errores de refracción corregibles o visión borrosa, que requieren lentes de corrección.1
En este país de más de 12 millones de habitantes, hay solo 18 oftalmólogos.
Como el Dr. Theophile Tuyisabe es uno de ellos, y el único dentro de un área de cobertura de 1,2 millones de personas de Ruanda y otros países cercanos, tiene una enorme responsabilidad. Viaja todos los días una hora hasta la Unidad de Oftalmología del Hospital Kabgayi, atiende cientos de pacientes desde la mañana hasta la noche, realiza hasta 25 cirugías y hace tareas administrativas. En su práctica unipersonal, hace todo sin la ayuda de un supervisor experimentado.
Pero a pesar de su gran carga de trabajo, el Dr. Tuyisabe está agradecido por la oportunidad de brindar atención oftalmológica fundamental a las personas necesitadas. “Trato de que todas las personas tengan acceso a la salud ocular, incluso las personas vulnerables que no tienen posibilidades de llegar al hospital”, comenta.
Agradece el apoyo de CBM Italia, una organización humanitaria comprometida con la prevención y el tratamiento de la ceguera y de las discapacidades prevenibles en el hemisferio sur, y al premio Novartis eXcellence in Ophthalmology Vision Award (XOVA), que ayudaron a impulsar su carrera. Con este apoyo, pudo completar su maestría en oftalmología, capacitar a 43 profesionales del hospital y comprar equipos esenciales para transformar al Centro Oftalmológico de Kabgayi en un centro de excelencia que ahora se ocupa del 80% de todas las cirugías oculares en Ruanda.
Te presentamos a François y su amiga Xavela, un niño y una niña de Ruanda que tenían cataratas e iban camino a la ceguera hasta que llegaron a la Unidad Oftalmológica de Kabgayi, donde la operación que les realizó el Dr. Tuyisabe les devolvió la vista. CBM Italia y una beca de Novartis XOVA hicieron posible estas cirugías. Mirá el video para saber más.
Conversamos con el Dr. Tuyisabe acerca de cómo llegó a ser oftalmólogo, contra todas las probabilidades, y sobre su sueño de brindar atención oftalmológica inclusiva para todas las personas.
Creciste en un país en el que no es fácil llegar a ser oftalmólogo. ¿Cómo lo lograste?
Éramos ocho hermanos. Mi padre fue víctima del genocidio y mi mamá quedó viuda. Trabajaba para mantenernos y pagar la escuela, y era difícil.
Siempre fui bueno en matemática y ciencias, y siempre pensé que iba a estudiar matemática. Pero en la facultad de matemática no había vacantes y terminé en bioquímica. La química pasó a ser mi materia preferida, pero fui a la facultad de medicina para demostrarles a mis amigos que también podía hacer eso.
Pensaba especializarme en obstetricia y ginecología, pero cuando terminé la facultad de medicina, visité el Hospital Oftalmológico de Kabgayi y vi una multitud de 200 personas que buscaban ayuda. Pensé: “¿qué estoy haciendo?”. Así que cambié de idea y con el apoyo de CBM y la oportunidad que me brindó ser beneficiario del programa Novartis XOVA, seguí el camino de la oftalmología.
¿Qué desafíos enfrentás a diario para brindarles a las personas la atención que merecen?
Hay muchos desafíos que enfrento todos los días. Somos solo 18 oftalmólogos en un país de más de 12 millones de personas. Y solo 7, incluyéndome a mí, estamos capacitados para operar. Hay tantas personas necesitadas.
No tenemos una agenda de turnos, así que puedo llegar a tener una multitud de 100 personas y no puedo prepararme de antemano porque nunca sé qué van a presentar.
Si tenés 20 o 25 pacientes por día (en el quirófano) pero sos el único cirujano disponible, tenés que terminar de atender ese caso pase lo que pase. Normalmente, un médico joven trabaja bajo la supervisión de un cirujano muy experimentado. Sin embargo, yo trabajo como el cirujano experimentado acá. No tengo con quién consultar o debatir los casos, y de mí depende encontrar las soluciones para cada caso que se me presenta.
¿Qué es lo que más te gusta de ser oftalmólogo?
Me gusta el primer día después de una operación. Ves una diferencia total; alguien que estaba triste, con dolor, ahora sonríe. Entonces pensás: “Díos mío, ¿puedo hacer más?”
Solicitaste una beca del programa Novartis XOVA. ¿Qué te permitió hacer la beca que no hubieras podido hacer?
En primer lugar, pude terminar mis estudios para obtener una maestría en oftalmología en el Kilimanjaro Christian Medical University College en Tanzania.
Con la beca, pasamos de atender 30 000 pacientes a atender 40 000 y duplicamos la cantidad de cirugías. No podríamos haberlo logrado sin el apoyo de la beca XOVA.
También capacitamos a otros 43 miembros del personal, quienes con la ayuda de XOVA pudieron viajar a la India a estudiar en profundidad cosas como la refracción, cómo medir anteojos y cómo preparar una receta de modo que los pacientes no tuvieran que ir a comprar los anteojos fuera de Kabgayi.
También pudimos comprar una autoclave, un aparato que usamos para esterilizar materiales y equipos en el quirófano. Sin una autoclave, no podemos operar, así que este aparato era fundamental.
Si tenés personal capacitado y un aparato para esterilizar, tenés un equipo completo. Ahora podemos ir con este equipo a la comunidad para atender a aquellas personas que no pueden llegar hasta aquí.
¿Nos podés contar alguna anécdota que ilustre el impacto que tuvo la beca XOVA?
Hay un niño y una niña que operé de cataratas, que antes de la cirugía estaban siempre con dolor. Después de la cirugía estaban siempre sonriendo. Cuando veo que alguien sonríe, quiere decir que la cirugía fue exitosa. Todavía seguimos en contacto y nos cuentan que están muy felices, lo que significa que siguen viendo, y probablemente sigan viendo el resto de su vida.
¿Cuál fue el/la paciente más inspirador/a que hayas tratado, y por qué?
Había una mujer en nuestro programa de ayuda comunitaria que estaba totalmente ciega. Todos los días su hermano la llevaba al centro de la ciudad a mendigar. La dejaba ahí todo el día y se quedaba con el dinero que ella juntaba.
Esta mujer llegó al centro de ayuda comunitaria por casualidad. Tenía cataratas en los dos ojos. Puede pasar a cualquier edad, pero si no te operás, te quedás totalmente ciego.
La llevé directo al quirófano. El primer día después de la cirugía, ya estaba sonriendo. El hermano estaba ahí para llevarla nuevamente a mendigar, pero ella se negó.
Me emocioné porque me di cuenta del regalo que le había dado. En cuestión de segundos, todo su mundo había cambiado. Ahora vive una vida plena y me enorgullece saber que la ayudé a desarrollar su potencial.
¿Y ahora qué sigue?
Si bien el programa de un año que financiamos con la beca XOVA ha terminado, los servicios de atención oftalmológica definitivamente van a continuar. Ahora estamos pensando en cómo podemos trabajar más en la salud ocular inclusiva. ¿Cómo podemos integrar nuestros servicios para hacer más fácil la vida de las personas necesitadas y trabajar para brindar atención a las personas más vulnerables?
No podría haber llegado a ser oftalmólogo si no hubiera recibido apoyo. Muchas veces pienso: “¿Y si las personas que trato tienen el mismo potencial que tenía yo?”. Siempre pienso que podemos hacer más para que las personas reciban tratamiento para poder desarrollar su potencial.
P3 Number: AG2107096744